viernes, 21 de julio de 2017

Día terrorífico

Ya quedan menos días, y aunque vamos estando cansados de tanta actividad, cada vez dormimos menos, pues queremos aprovechar cada momento que nos queda y disfrutar todos juntos.
Ya bajamos al desayuno vestidos con ropa deportiva. Hoy nos quedamos en el pueblo, pero disfrutamos de unas clases magistrales de Álvaro en atletismo, más precisamente en jabalina, peso y disco. Pese a tener poca destreza en dichas modalidades, aprendimos lo básico para realizarlas debidamente gracias a su labor. Para comer, lentejas, albóndigas y fruta. Terminamos la comida y nos fuimos a lavar los dientes. Después de comer, en nuestro tiempo libre, aprovechamos para escribir las cartas para el buzón y hacer la digestión, ya que por la tarde nos fuimos caminando a la plaza, donde se jugamos al ratón y el gato.
Después fuimos a la piscina. Estuvimos más de una hora a remojo. Alguno de nosotros salió arrugado como una pasa, del agua calentita. Ducha, cambio de ropa y merienda, sándwich de queso manchego. Caminata de vuelta al albergue. Hicimos una parada en el pueblo para comprarnos unas chuches los más peques y los mayores algún regalo o recuerdo que querían llevarse de estos días en el campamento. Dejamos las mochilas en las habitaciones, sacamos la ropa mojada para secarla y bajamos a jugar un rato hasta la cena, esta vez ensalada de pasta, croquetas y yogurt. Escribimos las cartas para el juego del buzón y a esperar la cena, hoy lasaña de carne y verduras y gelatina. Subimos a nuestras habitaciones, nos lavamos los dientes y bajamos para leer las cartas del buzón. Y luego tocaba ¡noche de terror!





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